En el manejo de los cálculos renales, la alimentación desempeña un papel fundamental. Sin embargo, existe confusión en cuanto al consumo de lácteos en pacientes con esta condición.
Gran parte de dicha confusión tiene que ver con el hecho de que los cálculos renales están formados por minerales y sales como el calcio y el ácido úrico. Y lo que se asume generalmente es que si un paciente tiene cálculos renales debe limitar el consumo de lácteos (que contienen calcio) para evitar la formación de nuevos cristales. Sin embargo, las restricciones alimentarias van a depender, entre otras cuestiones, del tipo de cálculo renal, del estado general del paciente, de sus hábitos alimenticios actuales, etc.
Lo primero que hay que mencionar es que sólo un médico especialista puede diagnosticar la presencia de cálculos renales y, en función de los resultados, asignar un tratamiento y una dieta adecuada. Si usted sospecha que puede tener cálculos, debe acudir al médico a la brevedad posible.
¿Qué son los cálculos renales?
Se trata de formaciones sólidas que se producen en los riñones cuando ciertas sustancias presentes en la orina, como las sales de calcio (fosfato, oxalato), el ácido úrico, entre otras sustancias, se acumulan y forman cristales, aunque también pueden formarse por otras causas. Por esta razón los cálculos renales, según su composición, se clasifican en:
- Cálculos de calcio: se forman por exceso de calcio (hipercalciuria) y de oxalato de calcio (hiperoxaluria), una sustancia presente en algunos alimentos y que además se produce en el hígado.
- Cálculos de ácido úrico: se forman por el aumento de acidez urinaria o del aumento en la excreción urinaria de ácido úrico.
- Cálculos de cistina: se generan como resultado de la cistinuria, una condición de los túbulos renales.
- Cálculos de estruvita: se forman a partir de infecciones en las vías urinarias.
Lácteos, calcio y oxalato: clarificando el debate
La alimentación desempeña un rol primordial en el tratamiento de los cálculos renales. Y es aquí donde surge la controversia acerca del consumo de lácteos. Por un lado, estos productos son una fuente importante de calcio, mineral esencial para la salud ósea. Por otro lado, algunos lácteos también contienen oxalato de calcio, sustancia que puede contribuir a la formación de cierto tipo de cálculos renales.
Sin embargo, el consumo de calcio no se asocia con un mayor riesgo de formación de cálculos renales. Un estudio científico liderado por los investigadores Eric Taylor y Gary Curhan de la universidad de Harvard en 2013, concluyó que la ingesta de calcio (sea de fuentes lácteas o no lácteas) se asocia de forma independiente con un menor riesgo de cálculos renales.
Uno de los mecanismos identificados es que el calcio se une al oxalato en el intestino, evitando su absorción. Al hacerlo, se reduce la concentración de oxalato de calcio en la orina, lo que disminuye la formación de cálculos renales.
Por el contrario, una reducción o eliminación total del calcio en la dieta cotidiana puede tener consecuencias en la salud ósea, aumentando el riesgo de sufrir enfermedades como la osteoporosis (adelgazamiento y debilitamiento de los huesos).
Así que la clave para los pacientes con cálculos renales no está en el consumo de lácteos en sí mismo, sino en la elección de alimentos ricos en calcio y bajos en oxalato de calcio.
La clave: selección inteligente de alimentos
Cuando la formación de cálculos se debe al exceso de oxalato de calcio, entonces lo que hay que procurar es que los lácteos que se consuman tengan un bajo contenido de este componente y complementar con otras fuentes de calcio de origen no lácteo.
Por lo general, lo que se sugiere en cuanto al consumo de lácteos es una reducción del consumo de leches y quesos de origen animal y su sustitución por proteínas como los frijoles y las lentejas. Además, se recomienda una ingesta adecuada de líquidos para facilitar las funciones urinarias. Sin embargo, como se dijo antes, esto dependerá del criterio del médico especialista.
Cada paciente es único y las recomendaciones alimenticias deben ser personalizadas de acuerdo al tipo de cálculos renales, el perfil nutricional y las necesidades específicas de cada caso.
Fuentes:
Taylor, E. N., & Curhan, G. C. (2013). Dietary calcium from dairy and nondairy sources, and risk of symptomatic kidney stones. The Journal of urology, 190(4), 1255–1259. Disponible en https://doi.org/10.1016/j.juro.2013.03.074