El oxígeno es esencial para la vida. Respirar es mucho más que llevar oxígeno a los pulmones y eliminar dióxido de carbono. La inhalación o inspiración oxigena cada célula del cuerpo, mientras la exhalación o expiración ayuda al drenaje linfático y desintoxica el organismo.
La respiración es la primera fuente de energía, pues aumenta la vitalidad física, psíquica y espiritual e impulsa el restablecimiento del equilibrio emocional.
Además de ser uno de los actos más importantes que hacemos, la respiración es también uno de los pocos procesos corporales que puede realizarse de forma voluntaria o involuntaria.
Uno puede hacerlo sin tener que pensar en ello o alterar la forma en que lo hace a voluntad. Es por esta curiosa relación entre la mente y el proceso del cuerpo que la respiración puede jugar un papel decisivo, especialmente en momentos de estrés.
Quedarse sin aliento o tener dificultad para respirar es una de las razones más comunes para acudir al hospital. Las principales causas de que eso suceda son los constipados o resfríos con bloqueo de las vías respiratorias. También la obesidad, la falta de ejercicio físico, el asma, la anemia y los problemas cardiovasculares.
Cuidado con la lluvia y la humedad
El mal tiempo y las lluvias, en especial durante la época invernal, hacen que haya un incremento de los picos respiratorios. O lo que es lo mismo: que la gente contraiga infecciones respiratorias agudas. Los niños y los adultos mayores son los que presentan el mayor riesgo de adquirirlas.
Las infecciones respiratorias agudas son comunes en temporada de lluvia, debido a que existe mayor humedad en el ambiente, un caldo de cultivo propicio para ello. Esto genera un aumento en la circulación de los microorganismos infecciosos de la respiración, como virus y bacterias. De hecho, comienzan de forma repentina y duran al menos dos semanas.
Cuando llueve, las personas están más cerca unas de otras, las ventanas se cierran, por lo que la ventilación en los espacios cerrados disminuye, lo cual implica que los virus tienen mayor capacidad para estar presentes en esos lugares cubiertos.
Las infecciones respiratorias agudas, como el resfriado común, son leves. Sin embargo, hay que tener cuidado, pues dependiendo de la edad y el estado general de la persona, pueden complicarse y terminar en neumonía.
Los especialistas recomiendan a quienes presentan sus síntomas -tos, flema y aumento en la secreción nasal, entre otros- que se aíslen. Si no tienen esa posibilidad, es importante usar tapabocas permanentemente en los espacios donde haya que estar con otras personas.
Síntomas
Este tipo de enfermedad infecciosa de las vías respiratorias puede presentar varios síntomas:
- Malestar general.
- Congestión.
- Fiebre.
- Dolores musculares.
- Tos.
- Inflamación de la garganta.
- Secreción nasal.
- Dificultad para respirar.
Qué se recomienda
- Evitar el saludo de mano y los besos.
- No deben frotarse los ojos ni tocarse la cara con las manos sin lavar.
- Se debe cubrir la boca con la parte interna del codo al estornudar, nunca hacerlo con la mano.
- Tomar abundante líquido.
- Mantener la vivienda ventilada y limpia.
Mejorar la salud respiratoria
Es fundamental mantener el sistema respiratorio en buenas condiciones y dedicarles la atención a los cuidados necesarios para fortalecerlo. Para ello hay cuatro aspectos básicos, los cuales recomienda el Centro Médico Integral Alta Especialidad (Cediter), especializado en el estudio, diagnóstico y tratamiento de enfermedades respiratorias.
1. Reforzar los hábitos saludables
A pesar de ser muy conocidos, muchas veces se hace difícil seguirlos al pie de la letra, pero se deben incorporar poco a poco, hasta hacer de ellos una costumbre. Entre los más importantes están:
- Una alimentación adecuada. Preferir alimentos naturales sobre los procesados, haciendo énfasis en los ricos en vitaminas y minerales, necesarios para mejorar el sistema inmunológico. Llevar una dieta balanceada con alimentos pertenecientes a todos los grupos, sin excederse en la cantidad de calorías.
- Hidratación. El agua es el elemento más importante a la hora de hidratarse. Es vital para la función normal del organismo y evita enfermedades crónicas.
- Sueño reparador. Es importante, ya que mientras se duerme se activan las vías de reparación celular en el organismo. La apnea del sueño es uno de los factores que afectan en mayor medida, por lo que el diagnóstico temprano y tratamiento oportuno mejora la calidad de vida. También evita las complicaciones cardiovasculares, que pueden terminar en un infarto cardíaco o un derrame cerebral, entre otros.
- Control del estrés. En ocasiones se considera un factor subjetivo, pero desempeña un papel importante en la habilidad de enfrentar las adversidades que se presentan. La salud mental es de gran importancia para poder disfrutar de un bienestar completo.
- Mantener un peso saludable. Este se determina en base a las características individuales de cada persona, como el índice de masa corporal. Tener un peso adecuado mejora la salud respiratoria. El sobrepeso se traduce como un innecesario esfuerzo extra para el sistema respiratorio.
- Lavado de manos frecuente. Este acto tan sencillo, previene enfermedades causadas por microorganismos que ingresan por las vías respiratorias, al tocarse la nariz o la boca, y protege a otras personas de la propagación de virus y bacterias.
2. Prevención de enfermedades
Para estar sano es primordial evitar los factores que pueden producir enfermedades y daños al organismo. En cuanto al sistema respiratorio, la prevención más importante es evitar el ingreso de sustancias u organismos que pueden lesionar o destruir los mecanismos de defensa en las vías respiratorias y posteriormente producir enfermedades
Las principales medidas de prevención son: dejar de fumar y evitar el humo del cigarrillo. Evitar el consumo de sustancias tóxicas inhaladas al organismo, como los cigarrillos electrónicos y exposición a la contaminación del aire interior y exterior. Utilizar adecuadamente el equipo de protección personal en personas que tienen exposición laboral a sustancias contaminantes.
También hay que vacunarse contra infecciones respiratorias, así como el uso de mascarillas en quienes presenten sus síntomas.
3. Ejercicio físico y respiratorio
La actividad física, por mínima que sea, tiene beneficios en la salud respiratoria y mental, además de la corporal. Se debe dar preferencia al ejercicio aeróbico moderado, sobre todo al aire libre, ya que ayuda a aumentar los niveles de vitamina D.
Es posible realizar ejercicios para entrenar y fortalecer los músculos respiratorios, mejorando así la tolerancia al entrenarse físicamente, asegurando así una recuperación más rápida de enfermedades que afectan la respiración. En caso de presentar alguna enfermedad crónica, y sobre todo respiratoria previa, es imprescindible la evaluación de la salud pulmonar.
4. Diagnóstico temprano y control de enfermedades sistémicas
Hay que acudir con regularidad al médico para un control de salud o de enfermedades preexistentes. El especialista podrá indicarle cuáles análisis son necesarios de acuerdo a su edad y a una evaluación individualizada. El tratamiento adecuado y eficaz de enfermedades como asma, EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica), diabetes, hipertensión arterial y apnea del sueño, mejora la calidad de vida y disminuye el riesgo a complicaciones a largo plazo.
Reforzar el sistema inmunitario naturalmente
El sistema inmunitario es el mecanismo de defensa del cuerpo frente a las infecciones externas, ya sean virus, gripes, etcétera. En este sentido, existen algunas recomendaciones imprescindibles para fortalecerlo.
Como hemos dicho anteriormente, para mejorar la salud respiratoria, al igual que fortalecer el sistema inmune, se recomienda dormir adecuadamente, ya que el sueño está relacionado directamente con la inmunidad. Debe hacerse al menos ocho horas diarias. Hay estudios que demuestran que una mala calidad del sueño, o pocas horas de este, son un factor de riesgo de diversas enfermedades.
Es importantísimo consumir alimentos ricos en vitaminas. Si bien es cierto que estos no actúan como medicinas, sí contienen nutrientes que puedan aportar beneficios al organismo. Esto se debe a que tienen componentes básicos para mantener el cuerpo en buen estado y contribuyen a mejorar la respuesta del organismo ante diversas dolencias, actuando sobre el sistema inmunológico y haciéndolo más eficiente.
Algunos de los alimentos que debemos incluir en la dieta para reforzar el sistema inmunitario son los cítricos, brócoli, espinacas, aguacate, ajo, setas, avena integral, garbanzos, pollo, yogur y huevo, entre otros. Tenga presente asimismo que las frutas y verduras ricas en vitamina C fortalecen el sistema inmunitario de manera natural.
En relación con la vitamina D, además de adquirirla a través de la exposición solar, está también presente en alimentos como los pescados grasos, el salmón y el atún, por citar algunos.
Tomar suficiente agua en el día es importante. Y si bien es cierto que no necesariamente esto protege de virus y gérmenes, estar bien hidratado es necesario para nuestra salud.
El ejercicio, hay que repetirlo, es importantísimo en este proceso, pero debe ser moderado. Hacer ejercicio físico excesivo puede suprimir o anular la acción del sistema inmunitario, pero el moderado produce todo lo contrario.
Otra recomendación es aprender a controlar la ansiedad y el estrés, algo sumamente clave a la hora de mantener la inmunidad activa.