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Cálculos renales: diagnóstico y opciones de tratamiento

Los cálculos renales, también conocidos como piedras en los riñones, son masas que se endurecen en los riñones. Estos depósitos duros pueden variar en tamaño y forma, desde diminutas partículas hasta grandes piedras que ocupan una porción significativa del riñón. La formación de cálculos renales es el resultado de la cristalización de sustancias que normalmente se encuentran disueltas en la orina.

Entre sus síntomas destaca un dolor intenso conocido como cólico nefrítico cuando se desplazan hacia el tracto urinario. Suele localizarse en la parte baja de la espalda y puede irradiarse hacia la ingle y el abdomen. Además del dolor, los síntomas pueden incluir náuseas, vómitos, hematuria (sangre en la orina) y urgencia urinaria.

Diagnóstico

El diagnóstico de los cálculos renales comienza con una evaluación clínica detallada y un examen físico. Los médicos suelen basarse en la historia clínica del paciente y en los síntomas descritos. Sin embargo, para confirmar la presencia de cálculos y determinar su tamaño y ubicación exacta, se utilizan varias técnicas de imagen y pruebas de laboratorio.

  • Análisis de orina: esta prueba puede revelar la presencia de cristales, sangre o infección, y ayudar a identificar las sustancias que forman los cálculos.
  • Análisis de sangre: los análisis de sangre pueden mostrar niveles elevados de minerales que forman cálculos, como calcio o ácido úrico.
  • Imágenes de diagnóstico: la tomografía computarizada (TC) es la técnica más precisa para detectar cálculos renales y ureterales. También se pueden utilizar las radiografías abdominales y la ecografía, aunque estas son menos sensibles.
  • Prueba del pH urinario: el pH de la orina puede proporcionar pistas sobre el tipo de cálculos presentes, ya que ciertos tipos de cálculos se forman en ambientes ácidos y otros en ambientes alcalinos.

Opciones de tratamiento

El tratamiento de los cálculos renales varía según el tamaño y tipo de los cálculos, así como la severidad de los síntomas y complicaciones. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Expulsión involuntaria: para cálculos pequeños que pueden pasar espontáneamente, se recomienda aumentar la ingesta de líquidos y tomar analgésicos para aliviar el dolor.
  • Medicamentos: algunos medicamentos, como el citrato de potasio, pueden ayudar a disolver ciertos tipos de cálculos o a facilitar su expulsión.
  • Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): procedimiento no invasivo que utiliza ondas de choque para fragmentar los cálculos en pedazos más pequeños que puedan ser expulsados por la orina.
  • Ureteroscopia: técnica en la que un endoscopio se inserta en el tracto urinario para localizar y eliminar los cálculos.
  • Nefrolitotomía percutánea: procedimiento quirúrgico para remover cálculos grandes directamente desde el riñón a través de una pequeña incisión en la piel.

Los cálculos renales son una afección común que puede causar un dolor significativo y potenciales complicaciones si no se tratan adecuadamente. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado son esenciales para manejar esta condición y prevenir la recurrencia. Las opciones de tratamiento varían desde medidas conservadoras hasta intervenciones quirúrgicas mínimamente invasivas, dependiendo del tamaño, tipo y ubicación de los cálculos. La consulta con un especialista en urología es crucial para determinar el enfoque más adecuado en cada caso.

Fuentes: