Durante años, muchas personas han evitado los productos lácteos o los suplementos de calcio por temor a desarrollar cálculos renales. Esta creencia, muy extendida, ha llevado a errores nutricionales que podrían afectar no solo la salud de los riñones, sino también la salud ósea y general. La relación entre el calcio y los cálculos renales es más compleja de lo que parece, y separar los hechos de los mitos es fundamental para tomar decisiones bien informadas.
Este artículo profundiza en las creencias erróneas más comunes sobre el calcio y su supuesto vínculo con la formación de cálculos renales. Apoyándonos en investigaciones médicas actualizadas y en las recomendaciones de expertos en urología y nefrología, aclararemos por qué evitar el calcio no solo es innecesario, sino que incluso puede ser perjudicial para quienes tienen tendencia a formar estos cristales en los riñones.
¿Qué son los cálculos renales y por qué se forman?
Los cálculos renales son pequeñas masas sólidas que se forman en el aparato urinario a partir de minerales y sales que se concentran en la orina. Aunque pueden estar compuestos por diferentes sustancias, más del 80 % de estos cálculos contienen calcio, principalmente en forma de oxalato de calcio y, en menor medida, fosfato de calcio.
La formación de estos cristales puede deberse a múltiples factores, como una hidratación inadecuada, dietas ricas en sodio, proteínas animales o sustancias como el oxalato. Contrario a lo que muchos creen, la mayoría de los casos no se relacionan directamente con un exceso de calcio en la dieta, sino con alteraciones metabólicas o hábitos alimenticios poco balanceados.
Mitos comunes sobre el calcio y los cálculos renales
Mito 1: “Una persona con cálculos renales debe evitar los alimentos ricos en calcio”
Este es, quizás, el mito más común y más peligroso. Muchas personas creen que al reducir o eliminar los alimentos con calcio, disminuirán sus posibilidades de formar cálculos. Sin embargo, una ingesta adecuada de calcio en la dieta en realidad puede ayudar a prevenir la formación de cálculos.
Esto ocurre porque el calcio consumido con los alimentos se une al oxalato presente en el intestino y evita que este llegue al torrente sanguíneo y, posteriormente, a la orina. Cuando hay poco calcio en la dieta, más oxalato se absorbe y se elimina por los riñones, aumentando así el riesgo de que se formen cristales de oxalato de calcio.
Mito 2: “Los suplementos de calcio son tan seguros como el calcio de los alimentos”
Este mito contiene una verdad parcial. Aunque el cuerpo necesita calcio, no todas las fuentes de calcio se comportan igual. Los suplementos, especialmente si se toman sin supervisión médica y fuera de las comidas, pueden aumentar los niveles de calcio en la orina y favorecer la formación de cálculos. Por ello, los especialistas recomiendan priorizar la ingesta de calcio a través de la alimentación, con productos como leche, yogur, queso, almendras y vegetales de hoja verde.
En casos donde no se pueda alcanzar la cantidad diaria recomendada a través de la dieta, se puede considerar el uso de suplementos, pero siempre bajo orientación médica. Además, el momento del día y el acompañamiento de alimentos son factores clave para reducir los riesgos.
Adicionalmente, el tipo de sal de calcio utilizada en la suplementación también puede influir en el riesgo de cálculos renales. Por ejemplo, el citrato de calcio no solo presenta menor riesgo de aumentar el calcio urinario, sino que incluso puede inhibir la formación de cálculos al favorecer la solubilidad del oxalato de calcio y aumentar el pH urinario. En comparación, el carbonato de calcio, aunque más común, puede incrementar el riesgo si se consume en grandes dosis o fuera de las comidas. Por ello, la elección de la sal también debe ser considerada dentro de la estrategia de suplementación personalizada.
Mito 3: “Los productos lácteos deben eliminarse por completo si se tienen cálculos renales”
Eliminar completamente los lácteos por miedo a sufrir una recurrencia es otro error frecuente. Lejos de ser perjudiciales, los productos lácteos bien seleccionados son una excelente fuente de calcio biodisponible. Leches, yogures y quesos bajos en sodio pueden formar parte de una dieta saludable, incluso en personas que ya han padecido cálculos renales.
Lo que sí debe evitarse es el consumo excesivo de quesos salados o procesados, ya que el alto contenido de sodio puede favorecer la eliminación de calcio en la orina, aumentando el riesgo de cálculos. El secreto no está en eliminar los lácteos, sino en elegirlos con sabiduría.
Mito 4: “El calcio daña los riñones si se consume todos los días”
Este mito tiene sus raíces en una interpretación errónea de cómo funcionan los riñones y cómo el calcio interactúa con ellos. El calcio es un mineral esencial no solo para los huesos, sino también para funciones musculares, nerviosas y vasculares. El cuerpo necesita un suministro constante, y los riñones están diseñados para filtrar y regular su excreción de forma eficiente.
Solo en casos de enfermedades renales crónicas muy avanzadas puede requerirse un ajuste en la ingesta de calcio. Sin embargo, para la mayoría de las personas con función renal normal, el consumo diario recomendado —alrededor de 1000 a 1200 mg dependiendo de la edad y el sexo— es no solo seguro, sino necesario. Negar al organismo este mineral por miedo puede afectar la densidad ósea y aumentar el riesgo de osteoporosis.
Mito 5: “Los cálculos se crean por exceso de calcio en el cuerpo”
Una idea equivocada pero muy difundida es que los cálculos de calcio se deben al exceso del mismo en la sangre o el organismo. La realidad es que muchos cálculos aparecen incluso cuando los niveles de calcio en sangre son normales. Lo que realmente influye es la cantidad de calcio que se elimina por la orina, y esta puede verse afectada por otros factores, como:
- El consumo excesivo de sal.
- Dietas ricas en proteínas animales.
- Hidratarse poco.
- Ingesta alta de oxalatos sin suficiente calcio.
Por eso, la clave está en el equilibrio: una dieta con niveles adecuados de calcio, baja en sodio y bien hidratada es más eficaz para prevenir la aparición de cálculos que simplemente eliminar este nutriente.
Mito 6: “Los vegetales son siempre una buena fuente de calcio sin riesgos”
Aunque muchos vegetales contienen calcio, no todos son iguales en términos de absorción y contenido de oxalatos. Algunas verduras de hoja verde, como la espinaca o la acelga, contienen altos niveles de oxalato, lo cual puede favorecer la formación de cálculos si se consumen en exceso sin acompañamiento de alimentos ricos en calcio.
Por otro lado, vegetales como el brócoli, el repollo chino (bok choy) y la col rizada (kale) ofrecen calcio con bajo contenido de oxalato, por lo que son alternativas más seguras para quienes tienen antecedentes de litiasis renal.
Mito 7: “Las bebidas vegetales con calcio son mejores que la leche de vaca”
Este mito ha ganado fuerza con el auge de las bebidas de origen vegetal como la leche de almendra, de soja o de avena. Aunque muchas de estas están fortificadas con calcio, su capacidad de absorción puede variar, dependiendo del tipo de calcio añadido y del resto de la composición nutricional.
Además, algunas de estas bebidas contienen oxalatos naturales, especialmente las elaboradas con frutos secos, lo cual puede no ser ideal para personas con cálculos de oxalato de calcio. Por ello, antes de sustituir completamente la leche de vaca, es importante revisar la etiqueta nutricional, el tipo de fortificación y el contenido de azúcares añadidos o aditivos.
¿Y qué pasa con las personas con enfermedad renal crónica?
Aquí es donde hay que hacer una distinción importante. Las personas con enfermedad renal crónica (ERC) sí pueden requerir ajustes más estrictos en el consumo de minerales como el calcio, el fósforo y el potasio. Esto se debe a que los riñones dañados no filtran estos minerales con la misma eficacia, lo que puede llevar a acumulaciones peligrosas en el cuerpo.
Sin embargo, incluso en estos casos, la reducción del calcio no es automática ni generalizada. Algunos pacientes necesitan seguir consumiéndolo para mantener su salud ósea y prevenir fracturas. Es el médico quien determina si deben restringirlo y en qué medida. Asumir que todo paciente renal debe evitar el calcio puede llevar a decisiones contraproducentes.
¿Cómo lograr una dieta equilibrada sin miedo al calcio?
Una de las claves para prevenir la formación de cálculos renales sin sacrificar la salud ósea está en llevar una alimentación equilibrada que no demonice ningún nutriente esencial. Aquí te damos algunas recomendaciones generales, basadas en la evidencia médica:
- Incluye calcio en las comidas, no entre ellas. El momento en que consumes calcio puede influir en la formación de cálculos. Consumirlo junto a alimentos ricos en oxalato, como frutos secos o vegetales de hoja verde, ayuda a que ambos se unan en el intestino y no lleguen juntos a los riñones.
- Prefiere fuentes naturales antes que suplementos. Los alimentos ricos en calcio aportan otros nutrientes valiosos como proteínas, vitaminas y minerales, además de ofrecer un perfil más seguro en términos de formación de cálculos. Usa suplementos solo si lo indica un profesional.
- Modera la sal. El sodio en exceso reduce la capacidad de los riñones para reabsorber el calcio, lo que hace que se excrete más y aumente el riesgo de litiasis. Una dieta baja en sal es una de las estrategias más efectivas para prevenir cálculos de calcio.
- Hidrátate de forma constante. Beber entre 2,5 y 3 litros de agua al día, o más en climas cálidos o si haces ejercicio, diluye la concentración de minerales en la orina y reduce significativamente el riesgo de formación de cálculos.
- Controla el consumo de proteínas animales. El exceso de proteína de origen animal puede aumentar los niveles de ácido úrico y disminuir el citrato en la orina, favoreciendo la formación de cristales. Incluye más proteínas vegetales y opta por porciones moderadas de carne.
- Evita la obsesión por eliminar alimentos. Muchas personas cometen el error de restringir alimentos útiles o incluso necesarios por miedo. En lugar de excluir, busca balancear. La orientación nutricional personalizada es fundamental en estos casos.
El papel del citrato, el potasio y otros nutrientes aliados
Aunque el calcio es el foco principal en este debate, otros nutrientes también influyen en la formación y prevención de cálculos. El citrato, presente en frutas como el limón, la naranja o la toronja, actúa como un inhibidor natural de la cristalización del oxalato de calcio. Incluir estas frutas en la dieta, o tomar agua con limón de forma regular, puede tener un efecto protector.
Por su parte, el potasio ayuda a reducir la presión arterial y mejora la excreción urinaria, colaborando en la eliminación de minerales de forma segura. El potasio está presente en frutas, verduras, legumbres y algunas semillas. Siempre que no haya una contraindicación médica (como enfermedad renal avanzada), su consumo debe ser adecuado.
Además, otros compuestos como el magnesio, el fitato y ciertos antioxidantes presentes en alimentos vegetales también ayudan a mantener una orina menos propensa a la cristalización. Por eso, una alimentación rica en productos naturales, frescos y variados ofrece múltiples beneficios más allá de lo renal.
¿Debemos cambiar el enfoque al hablar de cálculos renales?
Definitivamente sí. La educación en salud renal debe abandonar los mensajes simplistas y centrarse en enfoques integrales. Decirle a los pacientes que “eviten el calcio” no solo es inexacto, sino que puede ser contraproducente. En cambio, debemos promover:
- El entendimiento del metabolismo del calcio y el oxalato.
- La importancia de los hábitos alimenticios y la hidratación.
- La individualización del tratamiento y prevención.
Además, es fundamental abordar los factores de riesgo desde una perspectiva más amplia: genética, enfermedades metabólicas, estilo de vida, nivel de actividad física y consumo de medicamentos. El calcio no es el enemigo; el desequilibrio lo es.
Cerrando el círculo: mitos fuera, ciencia dentro
La relación entre el calcio y los cálculos renales ha sido malinterpretada durante décadas. Por miedo o desinformación, muchas personas adoptan dietas desequilibradas, eliminan productos útiles y comprometen su salud ósea sin necesidad. Pero la evidencia actual es clara: una ingesta adecuada de calcio, combinada con una dieta baja en sal, buena hidratación y control del oxalato, es protectora, no peligrosa.
Entender cómo y cuándo consumir calcio es más importante que evitarlo. Con la guía adecuada y un enfoque personalizado, es posible prevenir los cálculos renales sin sacrificar otros aspectos clave de la salud. Así que si alguna vez pensaste que el calcio era el villano de esta historia, ya sabes: no se trata de eliminarlo, sino de aprender a convivir con él de forma saludable.
Fuentes:
- https://www.urologyhealth.org/urology-a-z/k/kidney-stones
- https://www.drtepeler.com/en/can-people-with-kidney-stones-consume-milk-yogurt-and-cheese/
- https://www.revistanefrologia.com/es-aporte-calcio-insuficiencia-renal-cronica-articulo-X0211699509005170
- https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK169010
- https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-rinones/alteracion-metabolismo-mineral-oseo
- https://www.urologyhealth.org/urology-a-z/k/kidney-stones
- https://newsnetwork.mayoclinic.org/es/2022/09/20/una-alimentacion-con-alto-contenido-de-calcio-y-potasio-puede-prevenir-la-recurrencia-de-calculos-renales/
- https://www.elsevier.es/es-revista-urologia-colombiana-398-articulo-fisiopatologia-asociada-formacion-calculos-via-S0120789X16000046