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Antidiarreicos: uso y seguridad

La diarrea es uno de los trastornos digestivos más comunes a nivel mundial. Puede afectar a personas de todas las edades y, aunque en la mayoría de los casos es un proceso autolimitado, su impacto en la salud pública sigue siendo considerable, especialmente en niños y adultos mayores. Este síntoma, caracterizado por la eliminación frecuente de heces líquidas o semilíquidas, puede tener causas diversas que van desde infecciones virales o bacterianas hasta intolerancias alimentarias o reacciones adversas a medicamentos. Por ello, el tratamiento adecuado no solo busca aliviar los síntomas, sino también prevenir complicaciones como la deshidratación.

Dentro de las alternativas terapéuticas, los antidiarreicos desempeñan un papel importante, especialmente cuando la pérdida de líquidos y electrolitos compromete el bienestar del paciente. Sin embargo, el uso de estos medicamentos debe ser cuidadoso y guiado por criterios médicos, pues no todos los casos de diarrea requieren su administración. Entre los agentes más reconocidos se encuentra la diosmectita, un adsorbente intestinal de origen natural que ha mostrado eficacia y seguridad tanto en adultos como en población pediátrica. Este artículo profundiza en el uso responsable de los antidiarreicos, su mecanismo de acción, la duración adecuada del tratamiento y las precauciones necesarias para su empleo seguro.

La diarrea: una respuesta del organismo

La diarrea no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que refleja un desequilibrio en la absorción y secreción de agua y electrolitos en el intestino. En condiciones normales, el intestino delgado absorbe la mayor parte de los líquidos ingeridos. Cuando este equilibrio se altera —ya sea por infecciones, toxinas o alteraciones en la motilidad intestinal— se produce un aumento en el contenido de agua de las heces, generando evacuaciones más frecuentes y líquidas.

En la mayoría de los casos, la diarrea aguda tiene una duración inferior a dos semanas y suele estar causada por virus, como el rotavirus o el norovirus. En estos escenarios, el tratamiento principal se centra en mantener una adecuada hidratación, ya sea por vía oral o intravenosa, dependiendo de la gravedad. No obstante, en algunos pacientes los síntomas pueden ser tan intensos que interfieren con su alimentación o descanso, y es allí donde el uso de antidiarreicos puede contribuir al alivio sintomático, siempre bajo supervisión médica.

¿Qué son los antidiarreicos y cómo actúan?

Los antidiarreicos son fármacos o sustancias que ayudan a disminuir la frecuencia y la consistencia de las deposiciones. No todos actúan del mismo modo; de hecho, se agrupan según su mecanismo de acción:

  • Agentes adsorbentes: como la diosmectita o el caolín, que se adhieren a toxinas, bacterias y virus en el intestino, reduciendo la irritación y el exceso de secreción.
  • Agentes que disminuyen la motilidad intestinal: como la loperamida, que actúa sobre los receptores opioides del intestino para enlentecer el tránsito intestinal, permitiendo una mayor reabsorción de agua y electrolitos.
  • Agentes que regulan la flora intestinal: los probióticos ayudan a restablecer el equilibrio de las bacterias intestinales, especialmente tras infecciones o tratamientos con antibióticos.

Cada grupo tiene indicaciones específicas y no deben usarse de forma indiscriminada. Por ejemplo, los fármacos que reducen la motilidad intestinal no deben emplearse en casos de diarrea infecciosa con fiebre o sangre en las heces, ya que podrían agravar la enfermedad al retener patógenos en el intestino.

La seguridad en el uso de antidiarreicos

La seguridad es un aspecto fundamental en el manejo de cualquier medicamento, y los antidiarreicos no son la excepción. Aunque la mayoría son bien tolerados, el uso inadecuado puede generar complicaciones, especialmente en niños pequeños y personas mayores. En estos grupos, el riesgo de deshidratación y desequilibrios electrolíticos es más alto, por lo que el tratamiento debe enfocarse inicialmente en la rehidratación oral antes de considerar cualquier fármaco.

Además, es importante comprender que los antidiarreicos no sustituyen la reposición de líquidos, sino que actúan como apoyo para disminuir la severidad de los síntomas. Un error común es suspender la hidratación o la alimentación por temor a empeorar la diarrea; sin embargo, mantener una adecuada ingesta de líquidos y una dieta liviana acelera la recuperación.

En el caso de los adsorbentes como la diosmectita, su perfil de seguridad es ampliamente reconocido. Al no absorberse en el intestino, actúa únicamente a nivel local, formando una capa protectora sobre la mucosa intestinal y evitando la adhesión de microorganismos y toxinas. Esta característica la convierte en una opción segura incluso en lactantes y niños pequeños, siempre siguiendo la dosis recomendada.

Uso de los antidiarreicos según la edad

El tratamiento de la diarrea debe adaptarse a la edad del paciente, ya que las necesidades fisiológicas y la tolerancia a los medicamentos varían considerablemente entre un niño, un adulto y una persona mayor. En los lactantes y niños pequeños, la prioridad absoluta es mantener una hidratación adecuada. La mayoría de los casos de diarrea aguda en este grupo son de origen viral y se resuelven de manera espontánea, por lo que el uso de fármacos antidiarreicos se reserva para situaciones específicas.

Los adsorbentes intestinales, como la diosmectita, se consideran una de las opciones más seguras en la población pediátrica. Su acción local y la ausencia de absorción sistémica permiten utilizarla incluso en lactantes mayores de un mes, siempre bajo supervisión médica. Diversos estudios clínicos han demostrado que la diosmectita puede reducir la duración y la intensidad de la diarrea sin alterar la motilidad intestinal ni interferir con la flora bacteriana beneficiosa. Además, su textura y sabor suelen ser bien tolerados por los niños, lo que facilita su administración.

En adultos, los antidiarreicos pueden emplearse con mayor flexibilidad, especialmente cuando la diarrea interfiere con las actividades cotidianas o genera malestar importante. En este grupo, medicamentos como la loperamida o la racecadotrilo pueden ser útiles, siempre que no existan signos de infección bacteriana invasiva (fiebre alta, sangre en heces o dolor abdominal intenso). En casos leves o moderados, el uso de diosmectita también resulta efectivo, ya que contribuye a proteger la mucosa intestinal y reducir la secreción de agua.

En los adultos mayores, se recomienda especial precaución. Este grupo suele presentar comorbilidades y puede estar tomando varios medicamentos que interfieren con la absorción intestinal. Además, la diarrea puede descompensar enfermedades preexistentes, como la hipertensión o la diabetes. Por ello, antes de iniciar un antidiarreico, es fundamental identificar la causa del cuadro y garantizar una hidratación adecuada. Los adsorbentes como la diosmectita son nuevamente una alternativa segura, ya que no afectan la motilidad ni provocan estreñimiento severo, un efecto indeseable en pacientes de edad avanzada.

La importancia de la supervisión médica

El uso de antidiarreicos, incluso los más seguros, debe formar parte de un plan terapéutico supervisado. Aunque la mayoría de los episodios de diarrea aguda se resuelven sin complicaciones, existen casos en los que puede ser la manifestación de una patología subyacente más grave. Por ejemplo, las diarreas prolongadas o recurrentes pueden asociarse con enfermedades inflamatorias intestinales, alteraciones endocrinas o infecciones parasitarias crónicas.

El médico no solo determina la necesidad de tratamiento farmacológico, sino también el tipo de hidratación, las medidas dietéticas y los posibles exámenes complementarios. Automedicarse puede retrasar el diagnóstico correcto y aumentar el riesgo de complicaciones. Por ello, ante cualquier duda o síntoma persistente, lo más prudente es buscar orientación profesional.

Duración del tratamiento y pautas de uso seguro

El tiempo durante el cual se deben usar los antidiarreicos depende de la causa de la diarrea y la respuesta individual al tratamiento. En la mayoría de los casos de diarrea aguda, el uso de estos medicamentos no debería extenderse más allá de dos a tres días, ya que el objetivo principal es aliviar los síntomas mientras el organismo se recupera. Si los síntomas persisten por más de 72 horas o se acompañan de fiebre, deshidratación, vómitos intensos o sangre en las heces, se debe suspender el tratamiento y consultar a un médico.

En el caso de la diosmectita, la duración del tratamiento suele oscilar entre tres y siete días, según la evolución del cuadro clínico. Su administración se realiza disuelta en agua o mezclada con alimentos semilíquidos, respetando siempre la dosis indicada por el profesional de salud. Es importante no prolongar su uso sin indicación médica, ya que podría interferir con la absorción de otros medicamentos si se toma simultáneamente. Por esa razón, se recomienda dejar un intervalo de al menos una o dos horas entre la toma de diosmectita y otros fármacos orales.

El empleo prolongado o inadecuado de antidiarreicos que reducen la motilidad intestinal, como la loperamida, puede ocasionar efectos adversos como distensión abdominal, estreñimiento severo o incluso íleo paralítico. Por ello, estos medicamentos deben utilizarse únicamente de manera temporal y bajo orientación médica. Los probióticos, en cambio, pueden emplearse por periodos más largos, ya que ayudan a restaurar la flora intestinal, especialmente después de tratamientos antibióticos.

¿Cuándo evitar el uso de antidiarreicos?

A pesar de su utilidad, los antidiarreicos no deben emplearse en todos los casos. Cuando la diarrea está causada por una infección bacteriana invasiva, como las producidas por Salmonella, Shigella o Clostridium difficile, el uso de fármacos que disminuyen la motilidad intestinal puede ser contraproducente, ya que prolongan la permanencia de los patógenos en el intestino. En estos escenarios, el tratamiento debe centrarse en la erradicación de la causa infecciosa y el mantenimiento de la hidratación.

Del mismo modo, en pacientes con diarrea crónica o asociada a enfermedades inflamatorias intestinales, el uso de antidiarreicos requiere un enfoque individualizado. Es fundamental que el médico determine la causa subyacente antes de iniciar cualquier medicación. Los adsorbentes como la diosmectita pueden ser útiles en el control sintomático, pero no sustituyen el tratamiento etiológico ni las medidas dietéticas específicas.

Recomendaciones generales para el manejo de la diarrea

El tratamiento de la diarrea debe abordarse de forma integral, combinando medidas farmacológicas y no farmacológicas. Los antidiarreicos pueden aliviar los síntomas, pero no sustituyen la reposición de líquidos ni la corrección de la causa subyacente. Por eso, el primer paso ante cualquier episodio diarreico es evitar la deshidratación.

La solución de rehidratación oral es la herramienta más efectiva y segura para recuperar el equilibrio de agua y electrolitos. Estas soluciones contienen las proporciones adecuadas de sodio, potasio, cloro y glucosa, lo que facilita la absorción intestinal de líquidos. Deben administrarse en pequeñas cantidades y de manera continua, especialmente en niños y adultos mayores, quienes son más susceptibles a la deshidratación. En casos graves, puede requerirse hidratación intravenosa bajo supervisión médica.

La alimentación también cumple un papel esencial. Contrario a lo que muchos creen, no es recomendable suspender por completo la ingesta de alimentos. Mantener una dieta blanda y fraccionada, rica en arroz, zanahoria cocida, plátano, pan tostado o compotas naturales, ayuda a reponer energía y restablecer la función intestinal. Deben evitarse los alimentos grasos, las bebidas con cafeína, los lácteos y el alcohol hasta que las deposiciones vuelvan a la normalidad.

Además, es importante identificar y evitar los factores desencadenantes. En personas con intolerancia a la lactosa, síndrome del intestino irritable o enfermedad celíaca, la diarrea puede ser un signo de descontrol de la enfermedad de base. En estos casos, la educación del paciente y el seguimiento médico son fundamentales para prevenir recurrencias.

Precauciones e interacciones de los antidiarreicos

Aunque los antidiarreicos son generalmente seguros, su uso debe ir acompañado de precauciones básicas para maximizar su eficacia y reducir el riesgo de efectos adversos. En primer lugar, se debe respetar la dosis y duración del tratamiento. Superar la cantidad recomendada no acelera la recuperación y, en algunos casos, puede agravar los síntomas.

En el caso de los adsorbentes como la diosmectita, se aconseja administrarlos con un intervalo de al menos una o dos horas respecto a otros medicamentos orales. Esto se debe a que su capacidad de adsorción puede disminuir la absorción de ciertos fármacos, como antibióticos o antiinflamatorios. No obstante, cuando se respetan los intervalos de tiempo, esta interacción carece de relevancia clínica.

Las personas con estreñimiento crónico deben usar los antidiarreicos con precaución, ya que podrían empeorar la retención fecal. De igual modo, en pacientes con fiebre alta o presencia de sangre en las heces, es preferible suspender el uso de fármacos antidiarreicos hasta descartar una infección bacteriana o parasitaria.

Fuentes:

  1. https://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0004-06492014000200008 
  2. https://www.msdmanuals.com/es/professional/pediatr%C3%ADa/s%C3%ADntomas-en-lactantes-y-ni%C3%B1os/diarrea-en-ni%C3%B1os 
  3. https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-digestivas/diarrea/tratamiento 
  4. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/diarrhoeal-disease 
  5. https://www.elsevier.es/es-revista-pediatria-213-articulo-guia-practica-clinica-enfermedad-diarreica-S0120491215000075
  6. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC7100234/ 
  7. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1542356508012287 
  8. https://www.elsevier.es/en-revista-atencion-familiar-223-articulo-tratamiento-pacientes-con-diarrea-aguda-S1405887116301456
  9. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC1764079/   
  10. https://www.sciencedirect.com/topics/neuroscience/antidiarrhoeal

Dirección Médica de Farma de Colombia y Gerencia de Asuntos Regulatorios

Material revisado por equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, conformado por Médico Internista, Médico Generale y Epidemiólogo Clínico.

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