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Beneficios del citrato de potasio en personas con cálculos renales

Los cálculos renales, también conocidos como piedras en el riñón, son una de las afecciones más comunes del sistema urinario. Se producen cuando ciertas sustancias presentes en la orina, como el calcio, el oxalato y el ácido úrico, se concentran en exceso y forman cristales que se agrupan, dando origen a pequeñas piedras. Estas piedras pueden variar en tamaño y forma, y a menudo causan síntomas molestos o incluso dolorosos, como cólicos renales, dificultad para orinar y en algunos casos infecciones. Además, su presencia y recurrencia pueden afectar significativamente la calidad de vida de quienes las padecen.

El manejo y la prevención de los cálculos renales es un reto para la medicina, y requiere un enfoque integral que incluya cambios en la dieta, hidratación adecuada y, en ciertos casos, medicamentos específicos. Entre los tratamientos farmacológicos disponibles, el citrato de potasio ha ganado reconocimiento por su eficacia en la prevención y manejo de los cálculos renales. Este medicamento actúa modificando las condiciones químicas de la orina para reducir la formación de piedras, además de ayudar a disolver algunos tipos ya existentes.

En este artículo exploraremos en detalle los beneficios del citrato de potasio en personas con cálculos renales, cómo funciona, sus indicaciones, precauciones y recomendaciones para optimizar su uso.

¿Qué son los cálculos renales y cómo se forman?

Para entender por qué el citrato de potasio es una opción valiosa en el tratamiento de los cálculos renales, es fundamental primero conocer qué son estas piedras y cómo se originan.

Un cálculo renal es una masa sólida que se forma dentro del riñón o en las vías urinarias a partir de cristales que se agrupan y endurecen. Estas piedras pueden tener distintos tamaños, desde pequeños granos que se eliminan sin causar molestias, hasta piedras más grandes que pueden obstruir el flujo de orina y generar dolor intenso.

La formación de cálculos ocurre cuando la orina contiene una concentración elevada de sustancias que pueden cristalizar, como calcio, oxalato, fosfato, ácido úrico o cistina. Normalmente, la orina mantiene estas sustancias disueltas, pero si la concentración es demasiado alta o si el ambiente urinario no es favorable, los cristales comienzan a unirse y formar piedras.

En cuanto a la prevalencia, un análisis de cinco grandes ciudades de EE. UU., determinó que el riesgo de presentar un cólico renal fue ~1,4 veces mayor cuando las temperaturas diarias subieron de 10 °C a 30 °C. En Brasil, se encontró que las ciudades tropicales registran más hospitalizaciones por litiasis que las subtropicales, y cada aumento de 1 °C en la temperatura mensual se relacionó con un incremento significativo en estos casos, todo esto sugiere que hay más probabilidad de presentar un cólico renal en ciudades cuyas temperaturas superen los 22° grados.

Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar cálculos renales se encuentran:

  • Baja ingesta de líquidos: no beber suficiente agua hace que la orina sea más concentrada, facilitando la cristalización.
  • Dieta inadecuada: altos consumos de sal, proteínas animales y oxalatos pueden elevar la concentración de sustancias formadoras de cálculos.
  • Obesidad y sedentarismo: estos estados modifican el metabolismo y aumentan la tendencia a formar piedras.
    Alteraciones metabólicas: algunas enfermedades como la hipocitraturia (bajo nivel de citrato en la orina), acidosis tubular renal o hiperuricemia aumentan el riesgo.
  • Factores genéticos: la predisposición familiar también influye en la aparición de cálculos.

Cuando estas piedras crecen o bloquean el paso de la orina, pueden causar síntomas como dolor agudo en el costado o la espalda (conocido como cólico renal), sangre en la orina, náuseas, vómitos o infecciones urinarias recurrentes.

¿Cómo actúa el citrato de potasio en el organismo?

El citrato de potasio es un compuesto que combina potasio con citrato, y tiene un papel fundamental en el manejo de los cálculos renales debido a su acción sobre la composición química de la orina. Su principal mecanismo consiste en alcalinizar la orina, es decir, aumentar su pH para hacerla menos ácida. Este cambio en el ambiente urinario es esencial para reducir la formación de ciertos tipos de cálculos, especialmente los formados por ácido úrico y oxalato de calcio.

La acidez elevada en la orina favorece la cristalización y acumulación de sustancias que forman piedras. Al elevar el pH, el citrato de potasio crea un ambiente menos propicio para la formación de estas piedras. Por otro lado, el citrato tiene la capacidad de unirse al calcio, formando complejos solubles que evitan que el calcio se precipite y forme cristales. Esto es particularmente importante para prevenir la formación de cálculos de oxalato y fosfato de calcio.

Además, el citrato es un inhibidor natural de la formación de cristales en la orina. Cuando los niveles de citrato son bajos (hipocitraturia), el riesgo de desarrollar cálculos aumenta considerablemente. El citrato de potasio suple esta deficiencia, aumentando la cantidad disponible para impedir la agregación de cristales.

Otra ventaja del citrato de potasio es su capacidad para ayudar a disolver algunos tipos de cálculos, en especial los de ácido úrico. Esto facilita que las piedras sean eliminadas de manera natural, reduciendo la necesidad de intervenciones quirúrgicas o procedimientos invasivos.

Beneficios clave del citrato de potasio en personas con cálculos renales

El uso de citrato de potasio en pacientes con cálculos renales presenta múltiples beneficios que lo convierten en un tratamiento de primera línea en muchos casos:

  • Prevención eficaz de nuevos cálculos: Al alcalinizar la orina y reducir el calcio libre, el citrato disminuye la probabilidad de que se formen nuevas piedras, especialmente en personas con antecedentes de cálculos recurrentes.
  • Disolución de cálculos existentes: El citrato puede ayudar a deshacer piedras de ácido úrico, facilitando su expulsión sin necesidad de procedimientos invasivos.
  • Mejora del equilibrio químico urinario: Su administración corrige alteraciones metabólicas que predisponen a la formación de cálculos, como la hipocitraturia, al aumentar los niveles de citrato en la orina.
  • Reducción de la recurrencia: Estudios indican que los pacientes que toman citrato de potasio regularmente presentan menos episodios de cálculos renales a lo largo del tiempo.
  • Protección en enfermedades metabólicas asociadas: En condiciones como la acidosis tubular renal, donde el pH urinario está alterado, el citrato de potasio ofrece un efecto protector que ayuda a mantener la salud renal.
  • Mejor tolerabilidad en comparación con otros tratamientos: El citrato de potasio es generalmente bien tolerado, con pocos efectos secundarios cuando se usa bajo supervisión médica.

Estos beneficios hacen que el citrato de potasio no solo sea útil para tratar episodios agudos, sino también como una estrategia preventiva a largo plazo.

Efectividad del citrato de potasio según el tipo de cálculo renal

Los cálculos renales no son todos iguales. Existen diferentes tipos, y cada uno tiene características únicas en cuanto a su composición, causas y tratamiento. El citrato de potasio ha demostrado ser especialmente útil en ciertos tipos de cálculos, y conocer esta relación permite aplicar el tratamiento de manera más precisa y personalizada.

Cálculos de oxalato de calcio

Son los más frecuentes y representan cerca del 70-80 % de los casos. Se forman cuando hay un exceso de calcio o de oxalato en la orina, y tienden a aparecer en un ambiente urinario ácido.

El citrato de potasio actúa aquí de dos formas clave:

  • Aumenta los niveles de citrato urinario, lo que inhibe la formación de cristales al unirse con el calcio y evitar su precipitación como oxalato de calcio.
  • Alcaliniza la orina, haciendo el medio menos favorable para la cristalización del oxalato.

Este doble efecto ayuda tanto a prevenir la formación de nuevos cálculos como a estabilizar los existentes, disminuyendo su crecimiento.

Cálculos de ácido úrico

Este tipo representa aproximadamente un 10 % de los casos. Se forman en personas con orina muy ácida (pH bajo) y niveles elevados de ácido úrico. Son más frecuentes en personas con gota, síndrome metabólico, obesidad o dietas ricas en carnes rojas.

En este escenario, el citrato de potasio es especialmente beneficioso:

  • Eleva el pH urinario, favoreciendo la disolución del ácido úrico que, en medios ácidos, tiende a cristalizar.
  • Reduce el riesgo de recurrencia, ya que mantener un pH urinario por encima de 6.0 impide la formación de nuevos cristales.

En muchos casos, el uso continuo de citrato de potasio puede incluso disolver cálculos existentes de ácido úrico sin necesidad de intervención quirúrgica.

Cálculos de cistina

Son menos comunes y se deben a un trastorno genético llamado cistinuria, donde los riñones eliminan demasiada cistina, un aminoácido que forma cálculos al cristalizarse.

Aunque el tratamiento principal de estos casos incluye una hidratación muy intensiva y medicamentos específicos para reducir la cistina en la orina, el citrato de potasio también puede ser útil:

  • Alcaliniza la orina, haciendo que la cistina sea más soluble y menos propensa a formar cálculos.
  • Complementa otras terapias, mejorando el entorno urinario y potenciando el efecto de otros fármacos.

Cálculos de fosfato de calcio

Menos frecuentes, pero importantes en ciertos trastornos metabólicos como la acidosis tubular renal distal. En estos casos, el pH urinario suele estar elevado de forma anómala, lo que favorece la formación de fosfato cálcico.

Aquí, el papel del citrato de potasio es más específico:

  • Corrige el déficit de citrato, frecuente en estos pacientes, actuando como inhibidor de la cristalización.
  • Aunque no siempre es el tratamiento de primera elección, puede formar parte del abordaje combinado, especialmente si hay hipocitraturia confirmada.

Consideraciones y precauciones en el uso del citrato de potasio

Aunque el citrato de potasio es un medicamento eficaz, no está exento de precauciones. Su uso debe ser siempre supervisado por un profesional de la salud, especialmente en pacientes con enfermedades crónicas, tratamientos prolongados o condiciones metabólicas específicas.

Uno de los aspectos clave a vigilar es la función renal. En personas con insuficiencia renal moderada o avanzada, el uso de potasio puede provocar acumulación en sangre, lo que conlleva un riesgo de hipercalemia. La hipercalemia puede causar debilidad muscular, fatiga, alteraciones del ritmo cardíaco y, en casos graves, paro cardíaco. Por eso, antes de iniciar el tratamiento con citrato de potasio, es esencial realizar una evaluación completa de la función renal, y durante el tratamiento se deben hacer controles regulares de potasio sérico.

Si el paciente tomando medicamentos que aumentan el potasio en la sangre, como ciertos diuréticos (por ejemplo, espironolactona), inhibidores de la ECA (enalapril, ramipril etc) o bloqueadores de los receptores de angiotensina II (ARA II) como candesartan, valsartan, telmisartán etc, hay que tener mucho cuidado. Usarlos junto con citrato de potasio puede aumentar el riesgo de hipercalemia. En estos casos, es necesario ajustar las dosis o buscar otras opciones de tratamiento.

En cuanto a los efectos secundarios, la mayoría de las personas tolera bien el citrato de potasio, pero pueden presentarse molestias gastrointestinales como náuseas, sensación de plenitud, eructos o dolor abdominal. Para reducir estos efectos, se recomienda tomar el medicamento con las comidas o acompañado de abundante agua.

Es importante también seguir las instrucciones exactas del médico en cuanto a la dosis y duración del tratamiento. Suspenderlo sin indicación médica o modificar la dosis por cuenta propia puede reducir su eficacia o causar efectos no deseados.

Recomendaciones complementarias para prevenir cálculos renales

El tratamiento con citrato de potasio debe formar parte de un plan integral para reducir el riesgo de formación de nuevos cálculos. Por eso, además del uso del medicamento, se recomienda adoptar medidas de estilo de vida que favorezcan un entorno urinario saludable:

  • Aumentar la ingesta de líquidos: es una de las estrategias más efectivas. Beber entre 2 y 3 litros de agua al día ayuda a diluir la orina y a disminuir la concentración de las sustancias que forman cálculos. Una orina clara y abundante es señal de una buena hidratación.
  • Reducir el consumo de sodio: el exceso de sal en la dieta aumenta la eliminación de calcio por la orina, lo que favorece la formación de cálculos. Se recomienda evitar alimentos procesados, embutidos, snacks salados y limitar el uso de sal de mesa.
  • Limitar las proteínas animales: carnes rojas, mariscos y embutidos aumentan la producción de ácido úrico y pueden acidificar la orina. Se aconseja optar por proteínas vegetales o magras en cantidades moderadas.
  • Cuidar la ingesta de oxalatos: algunos alimentos ricos en oxalato como las espinacas, remolacha, chocolate, té negro o frutos secos pueden favorecer la formación de cálculos en personas predispuestas. En estos casos, puede ser útil moderar su consumo.
  • Mantener un peso saludable: la obesidad y el sobrepeso se relacionan con un mayor riesgo de cálculos renales, debido a alteraciones metabólicas y cambios en la composición urinaria. Una alimentación equilibrada y actividad física regular son fundamentales.
  • Evitar suplementos de calcio sin supervisión médica: aunque el calcio en la alimentación no suele representar un problema, los suplementos mal indicados pueden aumentar el riesgo de cálculos si no se controlan adecuadamente.

Adoptar estos hábitos, junto con el uso del citrato de potasio cuando esté indicado, mejora considerablemente el pronóstico de las personas con tendencia a desarrollar cálculos renales.

Citrato: un aliado eficaz para cuidar la salud renal

El citrato de potasio representa una herramienta terapéutica eficaz en la prevención y tratamiento de los cálculos renales, especialmente en aquellos casos en los que el pH urinario y el metabolismo favorecen la formación de piedras. Su capacidad para alcalinizar la orina, reducir la cristalización de sales y disolver ciertos tipos de cálculos lo convierte en una opción muy valiosa para pacientes con litiasis recurrente o con trastornos metabólicos como la hipocitraturia.

Sin embargo, como ocurre con cualquier tratamiento médico, su efectividad depende no solo del medicamento en sí, sino también del contexto clínico del paciente, la adherencia al tratamiento y la combinación con otras medidas de prevención. La consulta médica, el seguimiento adecuado y el compromiso del paciente con su salud son esenciales para alcanzar buenos resultados a largo plazo.

En definitiva, para quienes han sufrido el dolor de los cálculos renales o buscan prevenir su aparición, el citrato de potasio puede marcar una gran diferencia. Su uso racional, junto con una alimentación equilibrada, hidratación adecuada y hábitos saludables, ofrece una estrategia integral para proteger la salud renal y evitar recurrencias.

Fuentes: