El cuerpo de un ser humano en edad adulta consta de 206 huesos, algunos largos otros cortos, pero todos; cuando están sanos, son tan fuertes como el granito. Sin duda son el sostén del cuerpo.
¿Qué son los huesos?
Los huesos son quienes nos brindan la forma y además cumplen otras varias funciones. Ellos nos dan protección porque son una fuente sana de células madres que reemplazan las células viejas cuando éstas llegan al máximo límite de su funcionamiento. Pero, a pesar de lo fuerte que pueden llegar a ser, los huesos no son infalibles. También ellos pueden sufrir o deteriorarse como cualquier otra parte del cuerpo humano. En ocasiones, un golpe directo o una lesión pueden causarles una rotura o fractura.
¿Qué es una fractura?
En diversas ocasiones ante una caída o un fuerte golpe solemos sospechar que podríamos sufrir una fractura. Por eso hay que tener claro lo que se considera una fractura ósea. A simple vista no es más que la ruptura de un hueso. Pero las fracturas óseas menores pueden tomar hasta unas 6 semanas para sanar totalmente, y una fractura más grande puede tardar en sanar entre 3 y 4 meses. Algunos huesos, dependiendo de dónde se encuentren o cuán dañados estén, también requieren meses de terapia física después del proceso de curación para lograr una plena recuperación.
Las fracturas ocurren por diversos tipos de accidentes fundamentalmente aquellos donde golpeamos nuestro cuerpo contra objetos firmes y/o duros. Pudiera ser por un choque de auto, por resbalones o caídas y con frecuencia ocurren cuando practicamos algún deporte.
También el uso excesivo, es decir el abuso de actividades físicas puede provocar fracturas óseas por estrés, y éste se manifiesta provocando pequeñas fisuras en los huesos.
Fracturarse un hueso causa mucho dolor. También se pueden presentar inflamación y moretones en la zona. Así mismo puede resultar muy difícil moverse y utilizar la zona lesionada. A veces, se provocan deformaciones; es decir, que la parte lesionada del hueso se ve torcida o diferente de cómo se veía antes.
Al sospechar que se tiene una fractura se debe acudir de inmediato al médico porque es probable que se tenga que usar un yeso o en su defecto una férula de modo que se inmovilice el hueso roto y pueda lograrse su pronta restauración. En otros casos, más delicados, se hacen necesarias las cirugías de modo de colocar en el lugar de la fractura una prótesis, placas, clavos o tornillos para lograr mantener el; o los huesos, en su lugar. Por esto, es que todas las fracturas deben ser consideradas muy seriamente y la recomendación es que, si alguien se ha fracturado un hueso, se debe buscar atención médica de inmediato.
Tipos de fracturas
- Fracturas simples: Ocurren cuando el hueso se quiebra en dos; es decir, se parte en un solo sitio. Se conocen también como fracturas cerradas donde el hueso está quebrado pero la piel no sufre lesiones, permanece intacta. El hueso se rompe, pero no sobresale por la piel.
- Fracturas conminutas: El hueso se quiebra en dos o más fragmentos o; lo que es peor, se astilla. Una persona con una fractura de este tipo probablemente necesite de una cirugía. Posteriormente deberá utilizar una férula durante algún tiempo para inmovilizar el hueso y evitar que se mueva mientras dure el proceso de curación.
- Fracturas abiertas o expuestas: Son llamadas así porque es cuando el hueso sobresale; es decir, rompe el tejido y atraviesa la piel.
Causas más comunes de fracturas óseas:
- Las caídas desde alguna altura, escalones, escaleras, por tropiezo con algún objeto.
- Como consecuencia de accidentes automovilísticos.
- Por golpes directos.
- O por fuerzas repetitivas, como las causadas al correr, pueden ocasionar fracturas por sobrecarga en los pies, los tobillos, la tibia o la cadera.
- La enfermedad conocida como osteoporosis, donde existe una significativa pérdida de la masa ósea lo cual causa debilitamiento de los huesos y una consecuente posibilidad de fracturas en cualquier parte del cuerpo. La densidad ósea es la cantidad de hueso que tienen los huesos. La osteoporosis, o huesos débiles, es la enfermedad que provoca que los huesos se vuelvan quebradizos y más propensos a las quebraduras o fracturas. Porque con la osteoporosis los huesos pierden densidad y, por lo tanto, dureza.
Fracturas más comúnmente conocidas:
- La clavícula, que es el hueso responsable de mantener unidos los brazos con el resto del cuerpo, y su longitud lo hace susceptible a roturas.
- La fractura de los brazos que es la más común en niños, aunque también afecta a algunos adultos.
- Las muñecas.
- Los Tobillos.
- En adultos mayores se presenta con mayor frecuencia la fractura de cadera, responsable a su vez de la caída de ancianos. Fundamentalmente ocasionadas por el desgaste de la masa ósea y de la llamada osteoporosis. Esta es una de las roturas más complicadas de tratar pues conlleva las limitaciones de movilidad de las personas que la sufren y ocasionan mucho malestar pues genera en la gente la sensación de inutilidad. Teniendo así además de las limitaciones orgánicas, un componente sicológico que no ayuda mucho en la recuperación de los pacientes y que es necesario atender de manera clínica.
Síntomas más comunes de una fractura:
Cuando existe una fractura los síntomas más comunes para identificarla son:
- Dolor intenso en la zona fracturada
- Deformidad: en algunos casos observable a simple vista porque se nota el hueso fuera de lugar
- Hinchazón, hematomas, enrojecimiento y/o dolor en la zona cercana a la herida
- Dificultad de movimientos, de desplazamientos
Como ya referimos, es esto último uno de los inconvenientes más difíciles de sobrellevar o superar por los pacientes, pues al perder la capacidad de trasladarse o hacer alguna de las actividades cotidianas como ir al sanitario, bañarse, etc. las personas suelen sufrir grandes depresiones al percatarse de no poder realizar las actividades diarias que le son tan familiares y necesarias.
Recomendaciones generales
- Comer la cantidad de calorías adecuada: Al tener un hueso roto o fracturado el cuerpo está utilizando gran cantidad de energía para repararlo. Está comprobado que un hueso dañado, para sanar totalmente, puede requerir de hasta 6.000 calorías diarias.
- Aumentar la ingesta de proteínas: Se dice que los huesos están hechos de “proteína viva”, por eso dejar de consumir suficientes proteínas durante su proceso de curación puede llevar a la formación de lo que se denomina un “callo óseo blando”. Es decir, que en el hueso en curación no exista la fuerza y rigidez necesarias para la resistencia que deben tener o exhibir. Por lo general, esto no es tomado en cuenta porque el consumo de proteínas no se asocia directamente con la formación ósea, pero al tratarse de la sanación o reparación de un hueso quebrado es absolutamente importante su regular y adecuado consumo.
- Ingerir calcio o suplementos de éste y también lisina: Es bien sabido por todos, que el calcio es un elemento fundamental en la salud ósea. Pero existe el inconveniente de que, sin el adecuado consumo de algunos aminoácidos, el calcio no va a ser tan productivo como podría llegar a ser. El consumo de lisina; por ejemplo, es de vital importancia cuando se trata de la absorción de calcio, así que es necesario incluirla en la dieta diaria a fin de fijar en el cuerpo los niveles adecuados de calcio.
- Consumir antioxidantes regularmente: Después de una lesión o fractura ósea queda por semanas una inflamación en toda la zona y sus adyacencias. Mientras no desaparezca la inflamación, el proceso de curación no se logrará en su totalidad. Por ello; es recomendable, por imprescindible el consumo de alimentos ricos en antioxidantes y no sólo para fomentar la salud celular sino también porque son importantes en la reducción de la inflamación ocasionada por la ruptura.
- Consumir suficientes vitaminas y minerales: Todos sabemos que consumir calcio es una necesidad, pero también es necesario el consumo regular de minerales esenciales para mantener el cuerpo saludable. Adicional al calcio, requerimos en nuestra dieta diaria ingerir minerales como el zinc, el magnesio, el cobre, el fósforo, el silicio y algunas vitaminas adicionales que pueden ayudar a que un hueso fracturado sane más rápido. En este caso sería, consumir suficientes vitaminas K, C, B6 y D.
- Usar ayudas que nos brinda la naturaleza: Existen remedios a base de hierbas que coadyuvan a acelerar la cicatrización tanto de heridas abiertas como de las heridas óseas y aunque la medicina tradicional; considerada formal, no esté muy de acuerdo con ello, no cabe duda de que esta alternativa funciona en muchísimos casos. Entre estas hierbas se encuentran: el árnica, la consuelda salvaje, la cola de caballo, y las hojas de bardana. Consumidas éstas de diversas maneras pueden contribuir a la recuperación de la salud integral del individuo.
- Practicar algunos ejercicios: El mantenerse activo indiscutiblemente colabora con la recuperación de una fractura porque mantiene la irrigación sanguínea. Pero hay que tomar las previsiones necesarias para no empeorar la situación del paciente, por cuanto con huesos partidos los movimientos corporales deben ser lentos porque se corre el riesgo de desplazar aún más, el, o los huesos comprometidos.
Fuente: www.medlineplus.com