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Parásitos en el cuerpo y enfermedades que ocasionan

Los parásitos son microorganismos que viven dentro de los seres humanos para poder alimentarse de estos. Es decir, es un organismo que vive sobre otra especie o en su interior. El parásito, que puede ser animal o vegetal, se alimenta del otro organismo, debilitándolo, aunque, por lo general, sin llegar a matarlo.

Esa interacción biológica que los involucra se conoce como parasitismo. La especie que aloja al parásito se conoce como huésped u hospedador y sufre una depauperación de su aptitud reproductiva ante la acción del otro organismo que, a su vez, logra mejorar sus propias condiciones y su capacidad de supervivencia.

Puede decirse, por lo tanto, que los parásitos se benefician de la asociación que establecen con el otro organismo, mientras que éste se ve perjudicado por el tipo de interacción.

Clases de parásitos

Existen tres clases de parásitos que pueden causar enfermedades:

  • Protozoos
  • Helmintos
  • Ectoparásitos

Los dos primeros afectan principalmente al intestino, mientras que los ectoparásitos se alojan en la piel, como las pulgas, los piojos y las garrapatas.

Si bien la mayoría de los parásitos no causa consecuencias serias, algunos de estos pueden generar problemas graves, incluyendo la muerte. Así que para una mejor comprensión es fundamental conocer cada uno de ellos.

Protozoos

Los protozoos son organismos unicelulares microscópicos que pueden ser de vida libre o de naturaleza parasitaria. Son capaces de multiplicarse en los seres humanos, lo cual contribuye a su supervivencia y también permite que se desarrollen infecciones graves a partir de tan solo un organismo.

Viven en el intestino y su transmisión de persona a persona, generalmente ocurre a través de la vía fecal-oral. Los que viven en la sangre o tejidos humanos se transmiten a otros mediante un artrópodo vector (por la picadura de un mosquito o jején).

Por ejemplo, el protozoo giardia tiene un ciclo de vida clásico de dos etapas. En la primera, denominada trofozoíto, el parásito se dedica a nadar y consumir nutrientes del intestino delgado. En la segunda, se convierte en un quiste inmóvil.

Los quistes excretados en las heces pueden contaminar el suministro de agua, y la ingestión de alimentos o agua contaminados hace que se transmita el parásito. El contacto cercano entre personas y las condiciones de vida insalubres también pueden favorecer la transmisión.

La giardiosis puede conllevar síntomas como diarrea grave o crónica, cólicos abdominales, fatiga, debilitamiento y pérdida de peso, entre otros.

La malaria y paludismo

Otros protozoos importantes son las especies de plasmodium. Se desarrolla en los mosquitos, y los que están infectados transmiten el parásito a las personas al picarlas. Destruye los glóbulos rojos, lo que afecta el funcionamiento de los órganos y causa la enfermedad conocida como malaria o paludismo.

Por ejemplo, según Our World in Data, un proyecto de investigación de la Universidad de Oxford, la malaria se encuentra entre las 16 enfermedades que más defunciones causaron en 2017, con casi 620 mil muertes a nivel mundial. Además de ser la sexta causa de fallecimientos en niños menores de cinco años en el planeta.

También se estima que en 2017 el paludismo causó 435.000 muertes en todo el mundo, la mayoría de ellas en niños pequeños del África Subsahariana.

Helmintos

Los helmintos, denominados habitualmente gusanos, son grandes organismos multicelulares que, por lo general, se pueden ver a simple vista en sus etapas adultas. Por norma, no pueden multiplicarse dentro del cuerpo humano.

Uno de los principales grupos de helmintos es el de los gusanos planos, denominados así porque tienen el cuerpo blando y aplanado. Su cavidad digestiva presenta una única abertura para la ingestión y eliminación de alimentos.

Las tenias son un tipo de gusano plano. El más común es la enana, cuya infestación en los seres humanos proviene de la ingestión de huevos. La transmisión de una persona a otra se produce por la ruta fecal-oral. Como en el caso de otros parásitos, los principales factores de riesgo son el saneamiento deficiente y las viviendas compartidas. Los síntomas incluyen, entre otros, diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y debilitamiento.

Otro grupo importante de helmintos son los nematodos, comúnmente conocidos como gusanos redondos o cilíndricos. Son los animales multicelulares más numerosos del planeta y pueden encontrarse en casi todos los entornos. A diferencia de los gusanos planos, poseen un sistema digestivo que se extiende desde la boca hasta el ano.

Los huevos o larvas de estos nematodos suelen desarrollarse en el suelo antes de ser transmitidos al huésped humano. Ejemplo de ello son los anquilostomas, que infestan a las personas al penetrar en la piel desde el suelo contaminado. El uso de calzado adecuado es fundamental.

El oxiuro, también conocido como lombriz, es el parásito helmíntico más común y tiene un ciclo de vida distinto al de los otros nematodos. Las larvas se desarrollan en huevos en la piel, cerca del ano o debajo de las uñas.

Uno de sus principales síntomas es una comezón alrededor del ano. Los oxiuros se transmiten fácilmente de una persona a otra, y es frecuente que se vean infestadas familias enteras.

Ectoparásitos

Tal como lo explica la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) los ectoparásitos son patógenos (algo que causa enfermedad) que usualmente afectan las áreas superficiales de la piel.

Se refiere, por lo general, a organismos como garrapatas, pulgas, piojos, moscas y ácaros, que pueden adherirse a la piel o escarbar en ella y permanecer allí durante largos períodos. De hecho, existe un grupo importante de enfermedades para la salud públicas relacionadas con estos parásitos, llamadas enfermedades epidérmicas parasitarias, las cuales se caracterizan por afectar las capas superiores de la piel.

En ese sentido, por ejemplo, la sarna o escabiosis, una enfermedad contagiosa de la piel caracterizada por picor y pequeñas protuberancias rojas, es causada por el arador de la sarna. La sarna se propaga normalmente mediante el contacto frecuente y directo con la piel.

Los piojos de la cabeza son insectos pequeños sin alas que viven y se reproducen en el cabello humano y se alimentan chupando la sangre del cuero cabelludo.

Los parásitos intestinales más comunes

Estos son algunos de los parásitos más frecuentes:

Amibiasis

Esta enfermedad es producida por parásitos llamados amibas, las cuales llegan al intestino humano al consumir alimentos o agua contaminada con excremento. También pueden transmitirse por objetos, trastos o juguetes sucios, o por no lavarse las manos después de ir al baño o cambiar un pañal del bebé. Sus principales síntomas: dolor abdominal, diarrea y sangre, seguidos por estreñimiento. Igualmente puede complicarse e invadir otros órganos, como el apéndice, el hígado o la piel.

Giardiasis

La produce un órgano llamado giardia, que se encuentra en el excremento y se transmite de igual forma que las amibas. Por lo general, afecta principalmente a niños de 10 años. Este parásito impide la adecuada absorción de los alimentos, por lo que origina disminución de peso y desnutrición. Los síntomas son dolor abdominal, diarrea, vómito y malestar general. Se alterna con períodos en los que no hay síntomas.

Ascariadis

Es producida por un parásito llamado ascaris, o lombriz intestinal. Se adquiere al consumir alimentos contaminados. Produce falta de apetito, dolor abdominal, sobre todo después de comer. También palidez y deseo de comer tierra. Cuando la infección es masiva, los parásitos pueden salir por el recto, la boca y la nariz o presentar complicaciones al invadir órganos, como el pulmón y el apéndice.

Oxiuriasis o alfilerillo

Es producida por un parásito llamado oxiuro, denominación que se refiere a los alfileres y vive dentro del intestino, afectando principalmente a los niños en edad escolar. Produce enrojecimiento y comezón en la región anal, generalmente durante la noche, que es cuando el parásito deposita sus huevos.

Taeniosis o solitaria

Es una parasitosis intestinal causada por la forma adulta de la taenia solium (solitaria) y la taenia saginata. Ambas se adquieren por comer carnes de cerdo y de res con cisticercos vivos, insuficientemente cocida o cruda.La fase de gestación, como huevecillos de la taenia solium y que infecta a los cerdos, también es infecciosa para las personas, desarrollándose las cisticercosis, que puede ser mortal, lo que no ocurre con la otra variedad de taenia.

También está la cisticercosis, que es una parasitosis que se adquiere por la ingesta de carne de cerdo que contiene cisticercos, al estar cruda o mal cocida. Entre los síntomas de una solitaria están: dolor de vientre, náuseas o ganas de vomitar, debilidad, pérdida de peso, aumento del apetito y dolor de cabeza. También estreñimiento, diarrea, mareos, comezón en el ano, nerviosismo, hipertensión intracraneal, dolores musculares, alteración aguda visual y presencia de nódulos (bolitas) bajo la piel.

Prevención y tratamiento

Algunos parásitos pueden quedarse latentes durante largos períodos. Este hecho dificulta el diagnóstico de la infección parasitaria, ya que es posible que no se desarrollen síntomas o que estos sean imprecisos y no específicos.

Existen medicamentos para tratar muchos tipos diferentes de parásitos, una vez que han sido diagnosticados por el médico. Eso sí, el tratamiento debe ir acompañado de medidas preventivas, dirigidas, por ejemplo, a mejorar la higiene y garantizar la disponibilidad de ropa y calzado adecuados en las zonas afectadas.

Hay que tener sumo cuidado con el agua y los alimentos que se consumen (carnes crudas, pescados, frutas y verduras), ya que estos pueden contener la mayor cantidad de parásitos. Es fundamental desinfectarlos y limpiar bien los productos envasados. También es importantísimo lavarse las manos con frecuencia con abundante agua y jabón.

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda desparasitarse por lo menos dos veces al año, sobre todo en épocas de altas temperaturas, aunque hay médicos que aconsejan hacerlo sólo una vez al año.

Desparasitarse es necesario

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda desparasitarse por lo menos dos veces al año, sobre todo en épocas de altas temperaturas, aunque hay médicos que aconsejan hacerlo sólo una vez al año.

Para la desparasitación se deben tomar medicamentos específicos que actúan sobre los parásitos y los elimina, pero sin generar diarrea. Pero tenga en cuenta que lo recomendable siempre será visitar al médico. Que sea él, el que le proporcione el tratamiento a seguir, así como la medicación. Evite ingerir fármacos por cuenta propia.

Básicamente, para detectar la presencia o no de parásitos intestinales, hay que realizar un estudio de laboratorio. El paciente debe llevar una muestra pequeña de materia fecal para ser totalmente analizada.