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La dispepsia funcional es controlable con medicación

Dispepsia funcional es la denominación médica utilizada cuando surgen recurrentemente signos y síntomas típicos de una indigestión, aunque sin una causa específica que pudieran causarlos. También se le llama dolor de estómago no ulceroso o dispepsia no ulcerosa. Su sintomatología es parecida a los de una úlcera gástrica, como dolor o malestar en la parte superior del abdomen, que en ocasiones viene acompañada de distensión abdominal, eructos excesivos y náuseas después de las comidas.

Se le considera un trastorno funcional, porque las pruebas de rutina ante este padecimiento pueden no mostrar anomalías. Por lo tanto, se le diagnostica en función de los síntomas.

También se manifiesta la dispepsia funcional con otros signos, como dolor o ardor en el estómago, que a veces puede no estar relacionado con las comidas o se alivia con la alimentación, así como hinchazón y una sensación de saciedad o sentirse lleno apenas al comenzar a comer.

No está claro qué causa la dispepsia funcional, pero hay factores que podrían aumentar el riesgo de sufrirla, como el uso de ciertos analgésicos de venta libre a base de ácido acetilsalicílico (aspirina) o ibuprofeno, que podrían causar problemas estomacales, ser del sexo femenino, fumar, sufrir de ansiedad o depresión e infección por Helicobácter pylori, entre otros.

Medicamentos adecuados para la dispepsia

En cuanto a los medicamentos que pueden ayudar a controlar los signos y síntomas de la dispepsia funcional se incluyen algunos de venta libre para los gases, como la pancreatina o simeticona, que igualmente suele ofrecer un rápido alivio de los síntomas de indigestión, llenura y pesadez estomacal producidos por los estados de hiperacidez en ese órgano, al lograr un efecto astringente debido a su gran capacidad de neutralizar ácidos en el organismo. Algunos de ellos son los conocidos como Mylanta y Gas-X, entre muchos otros.

También figuran los denominados bloqueadores de los receptores H-2, medicamentos para reducir la producción de ácido, que son también de venta libre e incluyen cimetidina (Tagamet HB), famotidina (Pepcid AC) y nizatidina (Axid AR). Se venden versiones más fuertes, pero en este caso bajo receta médica.

Existen igualmente las medicinas que bloquean las llamadas “bombas” de ácido, a base de protones que desactivan dichas “bombas” dentro de las células estomacales que segregan ácido. También se expenden sin prescripción facultativa. Hay inhibidores de protones, para casos más severos, que se venden bajo receta médica.

En los casos en que las pruebas médicas indican la existencia de una bacteria que causa úlceras en el estómago, llamada helicobácter pylori, el galeno puede recomendar antibióticos, combinados con medicamentos supresores del ácido.

Los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de serotonina, tomados en dosis bajas, pueden asimismo ayudar a inhibir la actividad de las neuronas que controlan el dolor intestinal.

Los llamados agentes procinéticos, medicinas que ayudan al estómago a vaciarse más rápidamente y ayudan a contraer la válvula entre el estómago y el esófago, lo que reduce la probabilidad de sufrir incomodidad en la parte superior del abdomen, es otro recurso medicinal utilizado en ciertos casos.

Y en los casos de náuseas después de comer, el médico puede recomendar un antiemético.

Propiedades farmacológicas de simeticona y pancreatina

Centrándonos en la simeticona y pancreatina como medicamentos frecuentes para aliviar los signos y síntomas de la dispepsia funcional, hay que decir que la simeticona es una mezcla de un polímero llamado polidimetilsiloxano con óxido de silicio. Cuando se administra por vía oral actúa en el estómago e intestino disminuyendo la tensión superficial de las burbujas mucogaseosas, encargadas de la retención de gases.

El cambio en la tensión superficial de las burbujas pequeñas permite que se rompan y evita la formación de otras. El gas liberado se elimina fácilmente del tubo digestivo con el eructo, expulsión del flato o incremento en la absorción de gas al torrente sanguíneo. Este mecanismo explica sus efectos terapéuticos. La simeticona no se absorbe por el tubo digestivo y se excreta sin cambios en las heces. No se han informado efectos adversos significativos.

Es preferirle tomarla después de las comidas y antes de acostarse. La dosis máxima no debe exceder de 500 mg al día.

En cuanto a la pancreatina, es una mezcla de tres enzimas digestivas: amilasa, tripsina y lipasa, las cuales son normalmente producidas por el páncreas. Potencia la digestión de proteínas, almidón y grasas en el tracto gastrointestinal, principalmente en el medio alcalino del duodeno.

La dosis usual para adultos es de 1 o 2 comprimidos antes de las comidas principales, a menos que el médico indique lo contrario

Protocolos de diagnóstico para la dispepsia

Para diagnosticar o ver el alcance en cada caso de dispepsia funcional, el especialista determinará los exámenes de diagnóstico que deben hacerse para detectar la causa del malestar. Los análisis de sangre, por ejemplo, lo ayudarán a descartar otros trastornos que causan síntomas similares.

El gastroenterólogo podría también recomendar un examen para detectar si la bacteria del helicobácter pylori es la que estaría causando el problema, ya que se aloja en el estómago.

La endoscopia es otro de los auxiliares médicos. Se trata de un instrumento delgado, flexible e iluminado, llamado endoscopio, que se introduce a través de la garganta para ver el esófago, el estómago y la primera parte del intestino delgado (duodeno),  que permitirá recolectar pequeñas muestras de tejido del duodeno para buscar una posible causa de inflamación.

Tratamiento para la dispepsia

La dispepsia funcional de larga duración, y que no se puede controlar con cambios en el estilo de vida, puede requerir tratamiento. El tratamiento que se reciba dependerá de los signos y síntomas y puede combinar medicamentos con terapia conductual.

Trabajar con un asesor o terapeuta puede ayudar a aliviar los signos y síntomas que no mejoran con los medicamentos. Un asesor o terapeuta puede enseñar técnicas de relajación que ayudarán al paciente a afrontar sus signos y síntomas. También aprenderá formas de reducir el estrés para evitar que el dolor de estómago no ulceroso reaparezca.

Alimentación y dispepsia

En casos de dispepsia y colitis, las recomendaciones son las siguientes:

Aumentar la ingesta de líquidos, pero siempre fuera de las comidas. Masticar con lentitud los alimentos para ayudar a su insalivación, con lo cual mejoraremos su digestión. Evitar alimentos que provocan flatulencias (alcachofas, cebolla y pimiento crudo, verduras brasicáceas como la col y la coliflor, legumbres enteras, carnes ricas en colágeno, el fuagrás, los patés y los embutidos grasos como el chorizo, la chistorra o la butifarra blanca).

También Incluir en la dieta arroz, sémola, yuca, pasta y papas hervidas. Incluir también verdura de tipo astringente, como la zanahoria. Entre las frutas, elegir la manzana rallada (para favorecer su predigestión), el plátano maduro, el membrillo, las compotas y los zumos de frutas no ácidas.

Por lo que respecta al aporte de proteínas, se aconseja escoger carnes no grasas y pescado blanco, así como los huevos pasados por agua, escalfados o en tortilla con muy poco aceite. En cuanto a los caldos, mejor es que sean de verduras y; si no es así, desgrasarlo.

El aporte de líquidos debe ser abundante, en forma de caldo, zumo de frutas, infusiones suaves (manzanilla, menta, tilo, hierba luisa o manzanilla). Si se toma café, debe ser muy diluido y si se toma té, hay que prepararlo de manera de evitar la formación de taninos).

Incluir como grasas de cocción preferentemente el aceite de oliva. Este también puede utilizarse como aliño, con lo que se aprovecharán mejor sus cualidades vitamínicas y antioxidantes. Si se utiliza mantequilla o margarina, que sea en poca cantidad y en crudo.

Dado que el ardor se manifiesta cuando el estómago está vacío, hay que realizar comidas frecuentes y de poco volumen para restringir las secreciones gástricas.

Recomendaciones útiles para la dispepsia

Gastroenterólogos del Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, uno de los institutos de referencia para el tratamiento de la dispepsia y otras afecciones gástricas en España, ofrecen algunas recomendaciones útiles y preventivas para evitar las malas digestiones:

  • Comer despacio y masticar bien.
  • Los platos deberían estar ocupados en una de sus mitades por verduras y hortalizas, preferiblemente cocinadas,y en la otra mitad y a partes iguales por proteína de buena calidad (pescado o carnes magras) y un carbohidrato complejo, mejor si es papa o arroz.
  • Cuanta menos grasa, mejor, pues los alimentos fuertemente grasos son los más dañinos a la hora de hacer la digestión.
  • La fruta, entre horas, no como postre en las comidas. Preferiblemente a media mañana y a media tarde.
  • Jengibre en infusión. Añadir dos rodajitas de este rizoma, una de naranja y una de limón en una taza y aplastar muy bien con una cucharilla. Sobre ello, verter agua muy caliente y agregar una cucharadita de miel, una infusión perfecta para tomar después de comer.
  • La fibra que no falte. Frutas, verduras, legumbres y cereales aportarán un alto contenido en fibra dietética que ayuda a regular los movimientos intestinales y a evitar el estreñimiento.
  • Cuidado con estos alimentos. Estimulantes como el café o el alcohol, las bebidas carbónicas, y las especias picantes. Y nada de tabaco.
  • Un poco de ejercicio diario, ya que ayuda a estimular los intestinos.
  • Tomar yogures y kéfir. Son excelentes reguladores del tránsito intestinal.
  • Siempre beber agua, dos o tres litros a lo largo del día.