La edad, el estilo de vida, algunas píldoras y dispositivos anticonceptivos, y la existencia de enfermedades crónicas son algunos de los factores que pueden desencadenar o empeorar la hipertensión en la mujer.
Según la Organización Mundial de la Salud, unas 1200 millones de personas tienen hipertensión arterial, pero sólo el 23% de las mujeres y el 18% de los hombres que la padecen están bajo tratamiento. Además, datos de la National Health and Nutrition Survey (NHANES) reportan que, si bien hay una prevalencia mayor de hipertensión en la población masculina, esta tendencia se revierte a partir de los 65 años. A partir de esa edad, son las mujeres tienden a sufrir más de esta condición.
Sin embargo, la hipertensión no suele dar señales sino hasta cuando está muy avanzada. Por eso es tan importante una alimentación saludable, una vida activa y acudir a los chequeos médicos regulares para prevenir y/o controlar este trastorno.
¿Qué es la hipertensión?
El bombeo de sangre desde el corazón al resto del cuerpo requiere presión sobre las paredes arteriales. Cuando esta presión es elevada hablamos de hipertensión arterial (HTA)
Pero ¿cómo sabemos que la presión arterial está por encima de considerado normal? La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y consta de dos cifras: la primera corresponde a la presión sistólica (cuando los ventrículos cardíacos se contraen) y la segunda cifra es de la presión diastólica (cuando los ventrículos se relajan). Una presión arterial se considera normal cuando es menor a 120/80 mm Hg. Por encima de 130/80 mm Hg se considera hipertensión.
Causas de la hipertensión en la mujer
La hipertensión puede desencadenarse por múltiples causas, como la existencia de enfermedades hormonales o renales, diabetes, apnea del sueño obesidad consumo de alcohol y cigarrillos. Sin embargo, las mujeres tienen otros factores adicionales asociados:
Enfermades tiroideas
Si bien estas condiciones pueden afectar a hombres y mujeres, enfermedades como el hipertiroidismo o el hiperparatiroidismo tienen una mayor prevalencia en la población femenina. Los desajustes tiroideos alteran los niveles de calcio y fósforo en el organismo, lo cual puede generar un aumento en la presión arterial.
Uso de píldoras o dispositivos anticonceptivos
Los anticonceptivos y/o dispositivos para evitar el embarazo contienen una combinación de hormonas que, en algunos casos, pueden desencadenar un aumento en la presión arterial.
Embarazo
Algunas embarazadas pueden padecer preeclampsia, una condición que se presenta después de las 20 semanas de gestación y que genera un aumento de la presión arterial, daño renal y hepático.
Consumo excesivo de sal
Aunque una alimentación con bajo sodio es ideal para prevenir y controlar la hipertensión tanto para hombres como mujeres, un estudio publicado por la revista Hypertension de la Asociación Americana del Corazón (AHA) en 2022 demostró que las mujeres son más sensibles al sodio, una condición que se presenta desde antes de la menopausia pero que se acentúa después de esta fase. Esta sensibilidad genera una retención de líquidos en el organismo que a su vez puede tener un impacto en la salud arterial.
Consecuencias de la hipertensión
Insuficiencia cardíaca
La presión alta genera un engrosamiento de las arterias, lo que hace que el corazón deba trabajar en exceso para bombear la sangre. Si esta situación no se trata a tiempo, puede generar un ataque cardíaco o un accidente cerebro vascular (ACV).
Problemas renales y oculares
La hipertensión puede hacer que los vasos sanguíneos de los riñones y los ojos se hagan más gruesos o más estrechos, ocasionando un mal funcionamiento de estos órganos.
Daño cognitivo
La hipertensión causa una obstrucción arterial que impide el correcto flujo de sangre hacia el cerebro. Esto podría tener como consecuencia alteraciones en la función cognitiva, como falta de concentración, fallas de memoria y, en casos más severos, demencia.
Alteraciones metabólicas
Una presión elevada puede desencadenar síndrome metabólico, un conjunto de trastornos de salud que incluyen exceso de grasa abdominal, niveles elevados de glucosa y colesterol.
Una dieta balanceada, un estilo de vida saludable y chequeos médicos regulares pueden ayudar a prevenir y controlar adecuadamente la hipertensión.
Fuentes:
https://www.saha.org.ar/files/documents/HTA-en-la-mujer.pdf
https://www.who.int/publications/i/item/9789240050969
https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/HYPERTENSIONAHA.122.17952